La realidad de los espectáculos públicos patrocinados por el Estado

Por Eugenio Mieses

Existe una gran diferencia entre el espectáculo privado realizado en grandes salones, estadios o discotecas y el espectáculo público gratuito. El montaje de un evento cerrado pone en juego toda la inversión realizada y su éxito depende del respaldo y la asistencia del gran público.

Por otro lado, el evento público, abierto y gratuito ya ha sido pagado inclusive antes de realizarse.

Esta realidad ha llevado a que los organizadores de eventos gratuitos patrocinados por el Estado no realicen ninguna inversión en su promoción a pesar de la enorme inversión estatal en estos montajes.

El día menos pensado nos tropezamos en cualquier parqueo con una enorme tarima, sistema de sonido, carpas, equipos de seguridad, baños móviles y una cartelera artística y de animadores de primera, sin ninguna promoción, lo que trae como consecuencia la ausencia de público.

Vemos que, en los eventos privados y cerrados, hay un despliegue de vallas, promociones de radio, TV y redes sociales porque el dinero invertido es del empresario.

Ya es tiempo de exigir a quienes manejan los eventos públicos con el dinero del pueblo incluir la promoción de estas actividades como parte del millonario presupuesto.

La realidad es que los organizadores de eventos públicos preparan un millonario montaje y no invierten un centavo en promover la actividad, no contratan ni una platanera con megáfono que dé una vuelta en el sector.

A lo más que llegan es a publicar en su cuenta personal de redes sociales y es por eso que de repente nos chocamos con una monstruosidad de tarima ocupando una calle o espacio público y nadie sabe qué actividad se presentará.

Ante un evento sin promoción porque está todo previamente pagado por el Estado quieren culpar a nuestros artistas de ser poco atractivo para el público.

En definitiva, se busca el menor gasto en promoción y en nómina de artistas no para ahorrar sino para ganar más.

Al aproximarse las actividades de fin de año, cuando todas las instituciones realizan eventos, se comienza a crear la atmósfera de que el público no quiere merengue en tarima motivando la idea para dejar fuera la música dominicana marca país.

En tiempo en que las instituciones buscan promover la dominicanidad son estos eventos el mejor escenario para impulsar esta meta país.