No es tu imaginación, ni un “mal día”. Es una señal real de que algo dentro de ti está cambiando.
El olor corporal no depende solo de la higiene. Existen factores hormonales, genéticos y dietéticos que pueden convertir tu sudor en algo repulsivo… incluso imposible de ocultar.
Aunque el sudor en sí es inodoro, al entrar en contacto con bacterias en la piel, se convierte en una mezcla química que revela mucho sobre tu estado interno.
¿Qué puede causar olores tan intensos o desagradables como cebolla, ajo o carne podrida?
Genética: Algunas personas tienen una variante genética que altera cómo metabolizan compuestos del azufre y la colina. Resultado: olor a cebolla, huevo o repollo fermentado.
Trimetilaminuria (Síndrome de olor a pescado): Un trastorno metabólico que hace que el cuerpo libere sustancias olorosas por la piel y el aliento
Dietas ricas en ajo, cebolla, curry, carnes rojas o espárragos: Estos alimentos liberan compuestos sulfurados que se excretan por el sudor.
Desbalances hormonales: Durante la pubertad, el embarazo, la menopausia o el estrés crónico, las glándulas apocrinas producen secreciones más densas que huelen más fuerte.
Diabetes mal controlada: Puede producir un olor dulce, químico o a carne descompuesta por la acumulación de cetonas.
Enfermedades hepáticas o renales: El cuerpo no filtra toxinas adecuadamente, y estas salen por la piel con un olor fétido.
Uso excesivo de suplementos o proteína en polvo: Puede dar al sudor un olor metálico o ácido
Lo curioso es que cada persona tiene un "olor base" único, como una huella dactilar. Pero ciertos factores pueden alterarlo hasta hacerlo insoportable.
Y lo más complejo: quien lo sufre muchas veces no lo nota (anosmia corporal), pero quienes lo rodean sí.
El cuerpo habla incluso a través del olor.
Y cuando el sudor cambia… es porque algo está pasando por dentro.
No todo mal olor es por "no bañarse". A veces es tu cuerpo intentando eliminar lo que no puede procesar bien.
Tomado de la web.